jueves, 17 de julio de 2008


La lluvia tras el cristal

Llueve...eternamente...llueve,
agachan ya los cipreses su cabeza
agarrando firmes sus raíces
a la frescura de la belleza
rendidos a su amante tierra.

Llueve...eternamente...llueve,
y mirando tras el cristal tanta pureza
respirando el aire despacio y suave
se adormece el corazón a la espera
de que la soledad lo arrastre y meza.

Llueve...eternamente... llueve,
y la soledad asalta y llega,
dulce y pasiva compañera
te roba al mundo un instante
para acunarte en la melancolía,
su incuestionable pasajera.

Llueve...eternamente...llueve,
los brazos ya te rodean,
abrazaderas cálidas
y tras los cristales llueve.

Soledad...melancolía,
y te lleva y te arrastra
y sueñas sin pensar en nada
solo miras como llueve ...eternamente,
y abrazas les extramundos que llegan,
ya agachan los cipreses su cabeza
rendidos a su amante Tierra.

Extraña reverencia.
Extraña soledad
que en la propia belleza
llego a envolver corazones.

Llueve...eternamente...llueve,
vino la hora de volverse a levantar
y despiertas, y buscas...esperas.
Se fueron los cipreses con sus razones
y el agua ya no esta
solo quede mirando a la espera
tras el cristal...
yo....y mi extraña soledad.

Rosa

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